Ajetes o ajos tiernos: un cultivo ideal para hortelanos impacientes.
Dejo a un lado el archivo y os hablo de mi cosecha más reciente.
Para la publicación de esta semana tenía pensado escribir sobre otro cultivo diferente, pero esta misma mañana he cosechado mi primera tanda de ajetes y he pensado que sería más interesante hablaros de algo reciente en lugar de seguir tirando de archivo.
Veréis: cada primavera intento sembrar algo nuevo para así ir experimentando con distintos vegetales, y este año les tocó a los ajetes (entre otro par de cultivos que aún no sé si llegarán a buen puerto, pero espero poder hablaros de ellos en el futuro).
Ya me informé hace tiempo sobre el cultivo de los ajos, pero en cuanto vi que tardaban nueve meses en ser cosechados deseché la idea por completo, pues ni tengo ese nivel de paciencia ni nuestro patio recibe luz solar durante tantos meses seguidos. Sin embargo, para conseguir ajos tiernos (también conocidos como ajetes) solo necesitamos esperar entre 45 y 60 días. Nada mal, ¿verdad?
Época de siembra 🗓️
La época para sembrar ajos es entre octubre y noviembre o de enero a marzo. También se dice que la luna debe estar en fase menguante, pero no sé qué ciencia habrá detrás de eso. Yo los he sembrado a finales de febrero (sin mirar calendario lunar) y los he cosechado el diez de abril (que es el día que estoy escribiendo estas palabras, aunque publicaré la entrada uno o dos días más tarde para dejarla reposar y revisarla antes de darle a enviar).
Cómo y dónde sembrarlas 🪴
Según estuve viendo, para obtener ajos hay que sembrar los dientes por separado; por otro lado, si lo que queremos es cosechar ajos tiernos, se pueden sembrar las cabezas directamente en la tierra sin problema.
No obstante, como era mi primera vez con este cultivo y no quería malgastar tantas cabezas en caso de que no salieran adelante, opté por separar los dientes de ajo. Así, en una jardinera de 55x17cm (aprox.) sembré 21 dientes de los cuales acabaron brotando 19. Yo he utilizado ajos de supermercado, pero podéis haceros con ajos específicos para siembra e imagino que la calidad será aún mejor.
¡Importante! Al colocarlos en la tierra, hay que poner hacia arriba la parte del diente de ajo que acaba en punta, pues las raíces salen por el otro extremo (es decir, por la parte que es ligeramente plana).
Riego 💧
Según vi, los ajos no quieren mucha agua, ya que pueden llegar a pudrirse. Recomiendan hacer un primer riego tras la siembra e ir tirando con el agua de lluvia (o, si no llueve y la tierra está muy seca, hacer riegos bastante espaciados; un riego o dos a la semana debería ser suficiente).
Yo he tenido una suerte tremenda, puesto que los sembré unos días antes de que tuviéramos el mes con más lluvias que se recuerda y, misteriosamente, no se me han echado a perder.
Exposición solar ☀️
Como ya digo, estos ajetes han crecido durante un mes de muchísima lluvia, así que intentaba aprovechar cada rayo de sol que aparecía cuando las nubes se despejaban. En condiciones normales, también agradecerán toda la luz solar directa que podáis proporcionarles. Cuantas más horas, mejor.
De la tierra al plato 🍽️
Cuando llegue el momento de cosechar nuestros ajetes, aconsejo que os hagáis con una pequeña pala con los bordes afilados o con unas tijeras, porque las raíces son tremendamente fuertes y os va a costar arrancarlos de un solo tirón, así que lo mejor es ir rompiendo un poco las raíces hasta poder sacarlos.
Después, le quitamos la primera capa al bulbo, que estará compuesta por los restos del ajo original que plantamos; finalmente, cortamos las raíces (yo les he dejado un centímetro o dos de raíz que acabaré desechando cuando los vaya a consumir) y los lavamos bien para que se limpien de tierra. Para guardarlos en la nevera, sería recomendable meterlos en una bolsa de plástico que ayude a conservar la humedad y mantenga a raya el olor de nuestros ajetes.
¿Y qué preparamos con ellos? Pues lo más típico es el revuelto o la tortilla de ajetes: los troceamos (se aprovecha todo, pero podéis quitar los tallos que se hayan amarilleado un poco y así quedarnos con el producto más fresco), los salteamos con un poco de aceite, y después echamos el huevo salpimentado. De hecho, es lo que yo he desayunado esta misma mañana junto a unas tostadas de pan artesanal del pueblo de mi abuela. Se me ocurren pocos desayunos más cottagecore que ese.
También podéis incluirlos en un plato de pasta o arroz, en sopas, o como guarnición en un simple salteado de verduras. Todo es echarle imaginación o buscar recetas en los diversos blogs culinarios que podemos encontrar en la inmensidad de Internet.